Hablar de vía pecuarias y San Fernando a día de
hoy nos puede resultar chocante, una ciudad como la nuestra que mira al mar
pues gracias a la situación geográfica de la misma, recordemos que somos una
isla, nos ha llegado prácticamente todo lo que tenemos ya sean civilizaciones
que se asentaron en nuestra tierra o la fuente de ingresos que ha permitido a
nuestra ciudad cierto grado de desarrollo.
Pero sí, las vías pecuarias tienen su hueco en
nuestro entorno, si bien es cierto que en la actualidad ningún rebaño transita
por ellas, tal y como podemos ver cada año por la ciudad de Madrid convirtiendo
uno de las arterías principales de la capital en cañada para aquellos rebaños
de la trashumancia que recorren de norte a sur el país.
Estas vías se extienden por lo ancho de la
península uniendo diversos lugares, por éstos caminos por donde el ganado puede
desplazarse allí donde hay buenos pastos. Estos cañadas que generalmente tienen
orígenes muy antiguos remontándose hasta la Edad Media en algunos casos y que a
día de hoy gozan de una protección perfectamente legislada.
Las vías pecuarias que se encuentran en el
interior del término municipal de San Fernando son tres la Vereda de Cádiz a
Chiclana, la Colada de Caño Herrera y el Cordel del Puerto a Cádiz. Los nombres
nos indican las distintos tipos dentro la terminología de las vías pecuarias.
La vereda
de Cádiz a Chiclana es una de las más conocidas por los ciudadanos, como su
nombre indica unía Cádiz con la vecina localidad de Chiclana y ésta a su vez se
ramificaba en otras vías que unirían la capital con otras zonas como la
Campiña, La Janda o la Sierra. Es un punto importante para el traslado del
ganado desde esas zonas hasta Cádiz cuyo fin era el abastecimiento de ganado de
la ciudad o el posterior embarque hacía tierras americanas. Su trazado dentro
del término municipal de San Fernando nos llevaría desde la Punta del Boquerón
hasta el Río Arillo, la vereda marcha paralela a la línea de costa, Playa de
Camposoto, donde se encuentra el actual sendero que comienza en la misma playa
y llega hasta la Batería de Urrutia, el paso entre Chiclana y San Fernando a
través del Caño de Sancti Petri sería a través de una barca, previo pago de una
tasa o peaje, tal y como podemos ver en cartografía antigua (Mapa de 1690 de
Fray Gerónimo de la Concepción) resaltar que durante la Guerra de la
Independencia se utilizó ésta forma para trasladar tropas mediante la instalación
de un puente de barcas desde las Islas Gaditanas a Chiclana tal y como ocurrió
durante la Batalla de la Barrosa en 1811. El recorrido gira hacía la ciudad
donde en la actualidad se encuentra la rotonda de entrada hacia la Playa de
Camposoto siguiendo dirección hasta el Río Arillo por la actual carretera de
Camposoto que va paralela al recinto militar, aquella zona aun encontramos
vestigios del pasado en la nomenclatura ya que era conocido como Dehesa de la
Carne y que nos índica un lugar donde se concentraban los animales que eran
conducidos hacía nuestra ciudad o como punto de descanso para aquellos rebaños
que tenían como punto final a Cádiz, la vía se adentraría en la zona de la
Ardila para posteriormente conectar con el camino real que uniría Cádiz o el
resto de la península a través del Puente Suazo. Con ésta vereda asalta una
duda ¿pudo bifurcarse en dos ramales? Bien pudiera ser que la cañada siguiera
en línea recta por la costa atravesando la Playa de Urrutia también conocida
como de Marcelo, en la zona vuelve a aparecer el nombre de dehesa, para llegar
hasta Torregorda. A día de hoy podemos comprobar que el ramal sigue teniendo
vigencia, en la zona de la carretera de Camposoto se encuentra señalizado pues
en la actualidad es recorrido por un carril bici así como en la zona de
Camposoto ya que forma parte de la red de senderos del Parque Natural Bahía de
Cádiz, tal y como me he referido anteriormente.
El Cordel
de Cádiz a El Puerto atraviesa en la actualidad todo el entramado urbano de la
ciudad, desde Cádiz, coincidiendo con la vereda anteriormente citada, su
recorrido transcurre por la Calle Real hasta la intersección con la Calle Santo
Entierro, el cordel seguiría por ésta ruta, siguiendo el trazado por las Calles
San Onofre y San Marcos, finalmente dentro de la ciudad tomaría dirección hacia
el Puente de Suazo. Hoy nos puede resultar extraño ver el trazado dentro del
entramado urbano de la ciudad pero debemos tener en cuenta el desarrollo
urbanístico que ha sufrido San Fernando en los últimos cincuenta años que ha
provocado que la ciudad se haya expandido por zonas que anteriormente estaban
reservados a otro tipo de actividades, muy especialmente las actividades
rurales.
De esa manera debemos tener en cuenta que el Cordel de Cádiz a El Puerto no se
adentraba en la ciudad, sino que realizaba un recorrido por el extrarradio de
la misma, una zona con numerosas explotaciones agrícolas y zonas que podían ser
utilizadas como descansaderos para los animales que realizaban dicha ruta. Este
cordel conectaba Cádiz con la zona del Puerto, atravesando Puerto Real y
conectándolo con otros ramales que se dirigían para zonas de la Campiña y la
Sierra, tal y como ocurría con la Vereda de Cádiz a Chiclana.
La Colada
de Caño Herrera, situada en la zona oeste del término municipal partía desde la
zona de la Ardila, uniéndose a las vías anteriores y recorría toda esa zona
hasta llegar a Fadricas, corría paralela a la actual CA-33, atravesando una
zona de salinas y huertas. La colada desembocaba en Fadricas, allí los animales
encontraban un terreno donde poder descansar y alimentarse, la zona que en la
actualidad ha sufrido un desarrollo urbanístico muy importante a día de hoy
sigue teniendo un fuerte carácter agrícola pues en ella se siguen asentado
explotaciones agrícolas así como no es difícil encontrar animales por la zona.
También debemos tener en cuenta la proximidad del antiguo muelle de Punta
Cantera que puede relacionar el establecimiento de ésta vía pecuaria con el
comercio marítimo entre poblaciones de la Bahía de Cádiz.
En la actualidad carecen del uso por el que fueron
creadas además debemos añadir que la expansión de la ciudad haya provocado que
estas vías pecuarias se hayan integrado dentro del entramado urbano por lo que
pasan desapercibido para las personas, como hemos comentado algunas de estas
vías son en la actualidad calles de la ciudad o incluso el trazado de las
carreteras ha provocado que caigan en el olvido. Sólo la Vereda de Cádiz a
Chiclana es clara su identificación su trazado ha sido ocupado por una
carretera que incorpora un carril bici además se encuentra identificado con una
serie de carteles que indican que nos encontramos por una vía pecuaria y que
por ella está permitido el paso de animales, en la actualidad es transito por
caballos, y no debemos olvidar que un tramo de la vereda se encuentra dentro
Playa de Camposoto y por lo tanto dentro del Parque Natural Bahía de Cádiz
siendo su trazado reutilizado como parte de la red de senderos del parque.
Como podemos comprobar las vías pecuarias han
tenido en nuestra ciudad una importancia vital ligada al desarrollo de la
ciudad y aunque a día de hoy nos parezca algo extraño o lejano en el tiempo
debemos y tenemos la obligación de protegerlo y darlo a conocer de manera que
no caigan en el olvido de las generaciones actuales y las que están por venir.